TEROS

Hoy visité la escuela. están trabajando en Verano Educativo con niños de la propia escuela y niños de otras escuelas, algunas lejanas. Se han formado grupos de trabajo con nombres de aves y me contaron que uno de ellos se llama "Teros".

Saben qué es vanellus chilensis, pues el nombre científico de estos pájaros , así lo cuenta Wikipedia, allí también encontrán otros nombres comunes e información sobre este simpático animalito tan típico de nuestro campo.

¿Sabían que el tero es ave oficial emblemática de nuestro país? Como guardián del territorio desde el aire, el tero es símbolo de la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU) y nombre por el cual se designa a nuestra selección nacional de rugby.

En nuestro campo se valora el servicio de alerta del tero y algunas personas presumen de diferenciar si esa alerta indica presencia humana o de animal agresivo. También se reconoce la capacidad de engaño del tero para proteger su nido gritando lejos de él. Los huevos de tero son muy codiciados, especialmente por los niños que los comen cocidos o "pasados por agua" (la diferencia está en que los primeros se dejan endurecer totalmente mientras los segundos se retiran del fuego cuando apenas se ha solidificado la clara), también se preparan exquisitos buñuelos. El tero es fauna protegida y la recolección de sus huevos está prohibida pero la gente de campo ha encontrado el modo de conservar la reproducción de estos animales y disfrutar de sus huevos pues si se retiran los de la postura temprana los animales realizan una segunda postura y pueden reproducirse, también se evitará retirar los huevos de nidos que tengan cuatro, y más aún si estos están dispuestos con las puntas hacia el centro, pues casi siempre en esas condiciones están empollando (en campaña decimos cluecos), de modo que sacarlos sería una inútil pérdida de vidas pues no están aptos para el consumo humano. Los campesinos son expertos para observar a la distancia desde dónde el tero levanta silenciosamente su vuelo y ubicar el nido. Los huevos, pequeños y muy frágiles, son trasportados bajo las boinas de vasco y los jinetes llegan con ellos intactos a sus casas.

Algunas personas adoptan teros como mascotas, los alimentan con trocitos de carne y lombrices. Además de su servicio de alerta resultan útiles en los jardines pues comen insectos dañinos. Debemos evitar la práctica difundida de quebrarles un hueso en un ala para evitar que vuelen.

El tero ha inspirado a nuestros poetas y escritores, transcribo para ustedes El Teru-tero, soneto de Pedro Leandro Ipuche, distinguido poeta nativista originario del departameto de Treinta y Tres.

Guardián agudo de su chica tierra

en los llanos de olor, sobre el estero,

entre el denso bañado, bajo sierra

se oye idéntico el grito: tero..tero...

Su fantástica gracia de vocero

es emblema en términos que encierra

el Uruguay con su fluvial llavero

y el Yaguarón con su palmar de guerra.

Ingenioso y celoso, esconde el nido;

y cuando un atrevido en lo tupido

del pajonal sorprende su vivienda,

el centinela de la patria acude

con el rojo puón, clama y sacude

su airón como penacho de leyenda.

También un poeta duraznense se ha inspirado en el tero, en este caso una variedad llamada tero real. Se trata de Jorge Etchenique Flores en su libro Hermano Río, poemas del Yi (Durazno,1963). El poema se titula Canción y nos parece que es muy fácil de cantar en el ritmo de una nana.

El terito real

escribió en la arena

con su pata fina,

esta nana nanina

para mi nena:

"el mamboretá

del ñangapiré

y el ñacurutú

del burucuyá,

aquel alguacil

en su viraró

y hasta el mangangá

en el sarandí,

se durmieron ya,

duermen su nana

nono nanina,

si se duerme el monte,

duerma la niña".